Y si hay un sitio donde están pendientes de su llegada, es en Llamas de la Ribera. Es muy llamativa la costumbre que denominan “correr la cigüeña”.
Y quien corrió la cigüeña de niño la sigue corriendo de mayor. Antonino Fernández nos decía que “la cigüeña era el día 3 de febrero y nos juntábamos por la tarde a comer una merienda los chicos del pueblo, y nos divertíamos todo lo que se podía y después, siempre andábamos a lo mejor, pegándose unos con otros, pero se pasaba a lo grande”.
Ayer en las cocinas de Llamas de la Ribera se ha comido el chorizo, el más pequeñín, el que se guardó cuando la matanza como nos contó Valentín Suárez “Cuando se hacía la matanza ya hacían chorizo, y las madres mismo ya empezaban… pues este chorizo para ti, para la cigüeña”
No faltaba la bebida como decía Herminia Suárez: “y después alguna llevaba un poco de vino también, y bebíamos un traguín, y decíamos, no bebáis mucho que sino os caéis porque bailáis”.
La Tradición perdura en el tiempo a pesar de la soledad de los pueblos. No hay tanto baile como antaño, pero la cigüeña nunca defrauda. Grandes y chicos se vuelven a juntar alrededor de la mesa para celebrar la fiesta.
Este año la nieve sigue a los pies y la cigüeña no está en el campanario, será un buen año, año de nieves.
Cigüeña picutera
La vera, la vera,
La casa se te quema
Los hijos se te van
Para Villamañán,
Repican las campanas
Que ya volverán
din, dan
din, dan
din, dan.